19:00 horas, el sol casi se esconde en el horizonte.
Las ventanas del coche abiertas,
entra una brisa suave y fresca
que te despeja la mente.
La música a todo volumen en los altavoces,
algo de rock sureño, para variar un poco.
Lo hueles en el aire, lo sientes:
se acerca el verano.
Y con él, se acercan también esas noches doradas,
a la orilla del mar, arrimados al fuego de una hoguera.
Esas tardes eternas, marcadas
por el cri-cri de las chicharras.
Los paseos en bicicleta al atardecer,
al lado de un mar cuyo horizonte
no parece tener fin.
Este va a ser un verano especial,
lo presiento, y lo deseo con ganas.
Y más si te quedaras conmigo...
pero sé que no quieres,
y yo soy demasiado cobarde para admitirlo,
y convencerte.
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