lunes, 23 de marzo de 2009

Mentira


Mientes.

Mientes como un perdedor que no acepta su derrota,
mientes porque sabes que nadie te va a creer
si dices la verdad, y qué triste verdad.
Mientes por salir del paso,
y no te das cuenta de que
no puedes "salir del paso" de esa manera,
porque tarde o temprano te van a pillar.
Mientes... mientes siempre, no importa el momento,
no importa el lugar, no importa a quién,
lo haces, simplemente, y no sabes por qué.
Les mientes a tus amigos,
les mientes sobre otra gente,
y a la otra gente les mientes también.
Y, no te das cuenta, te mientes,
a ti mismo, sí, a tu propio yo.
Finges que quieres cosas,
oyes, escuchas, hablas, opinas...
cuando en realidad no lo quieres hacer.
Es... en realidad no estás mintiendo,
pero eso la gente no lo sabe;
cuentas tu propia versión de los hechos,
vives tu propia realidad, "alternativa",
por eso mientes, porque eres sincero.
Te dejas hacer por los demás,
vives como un maldito muñeco,
un muñeco con alma
pero sin voluntad alguna.
¡Y crees que no quieres!
Si de verdad quisieras,
si en verdad quedara una pizca de voluntad
en tu alma dolorida,
no mentirías,
ni a los demás ni a ti mismo,
a nadie.
Pero eres débil, muy débil,
cedes ante cualquier cosa,
y lo haces sin pensar,
diciéndote a ti mismo que da igual,
que lo que tenga que pasar pasará.
¿Quién te ha enseñado a ser así?
¿Por qué te has dejado enseñar?

Voluntad, voluntad de ser tú mismo
es lo que te hace falta,
no quieras ser nadie más,
no quieras vivir una vida que
no te pertenece,
deja de esforzarte,
y simplemente déjate llevar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario