sábado, 18 de abril de 2009

Hasta otra



Mmmmm... ¿qué puedo decirte, para romper el hielo?
Pues no sé, yo es que no valgo para estas cosas, ya sabes, soy algo tímido y nunca me había pasado esto...
Me gusta haberte conocido, sí, me has caído genial desde el primer momento y eso es lo que vale. A ver si seguimos viéndonos y todas esas cosas que se suelen decir...
Que sí, que no lo digo en broma, mujer, a ver si vamos a empezar ya con desconfianzas. Mira, te dejo mi número y me llamas, ¿vale? Cuando tú quieras, estoy siempre disponible.
¿Vives por aquí? ¿Sí? Qué bien. Es que no tenía a nadie que me llevara a casa y, bueno, ya que tienes coche y tampoco vivo tan lejos, pues había pensado que me podrías acercar. Si no te importa, ¿eh?
De acuerdo... Ehm, bien... Qué cómodo es tu coche, chica. Cómodo como pocos. Aham...
...
Bueno, yo me quedo aquí, si no es molestia. ¿Dejo la ventanilla abierta?
Está bien, pues ya nos veremos. Lo que te he dicho antes: llámame cuando te apetezca hablar, y nos tomamos un café juntos, ¿vale?
¿Mañana? No, no va a poder ser, estoy liado con unos asuntos.
En fin... pues eso.
Hasta otra.

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