Los pájaros surcan con prisa el cielo,
la tarde es gris, un sol apagado,
te asomas a la ventana y sientes la brisa
pero ni siquiera eso te anima ya.
El tiempo pasa rápido, demasiado,
pero el día de hoy
se me ha hecho eterno, sin ti.
He estado esperándote,
sentado en mi habitación,
buscándote en cada nube
que paseaba ante mi ventana,
en cada acorde
que arrancaba de mi guitarra,
en cada sonido
que me despertaba del sueño
en el que me siento ahora mismo inmerso.
...
Pero ya es tarde, y no vuelves,
no volverás,
y yo acepto la realidad al fin,
y me iré a la cama pensando
que la vida sigue,
que unos se van, y otros vienen,
y que no hay por qué llorar
aunque se tengan lágrimas que derramar.
Hasta siempre, chico triste.
En memoria de Antonio Vega (1957-2009)
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