miércoles, 11 de noviembre de 2009

Sonó un disparo en tu mente.
Como si te hubieran arrebatado la vida
a fuerza de balazos.
Quisiste abrir los ojos
y averiguar qué pasaba,
pero ya habías olvidado
cómo se hacía eso.
Quisiste decir algo,
pero se conjuraron contra ti
los demonios que siempre te persiguieron
y nunca te alcanzaron,
hasta hoy.
Quisiste salir corriendo,
y tus piernas flaquearon.
Quisiste llorar,
pero las lágrimas se secaban en tus ojos.

Dime, ¿cómo se siente
sin sentir nada?


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