jueves, 29 de julio de 2010

El sonido lejano de la música
se entremezcla con aromas
a jazmín, a océano
y la sal de una bolsa de pipas.
La silla de un blanco oxidado
recoge con frágil cuidado
las curvas y ondas de
tu vestido de verano.
Las piernas apoyadas
sobre la baranda encalada,
se agitan como al viento
descalzos tus pies.
Las once de la noche
y la brisa corre por la platea,
pierdo el hilo distraído
y me hundo en las estrellas.

El murmullo de las olas
como el canto de cien guitarras,
si quieres te guardo
las pipas que sobran.
La playa se pierde en la distancia,
varias parejas, familias, solitarios,
caminan por el paseo marítimo
hacia sus sábanas blancas.
La prisa murió hace tiempo,
de paseo me cuentas al oído
las baldosas del camino,
y no hace nada de frío.
Los gatos maúllan tras
los contenedores apilados,
y la suave brisa agita las palmeras,
todo parece un maldito sueño.

1 comentario:

  1. Eres adictivo. Tus palabras fluyen de tal manera que hacen que me invada en lo mas profundo de mis sueños.

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