Sobresaltado, despiertas
del letargo en el que vives.
La calle está a oscuras y hay silencio;
en tu cabeza se arremolinan ideas,
blancas y grises,
y sientes un cansancio profundo
de pronto.
Quieres correr y no sabes por qué,
o reír o hablar o dormir o todo a la vez;
el hoyo se hace más y más grande,
no quieres saber nada, sólo estar solo.
Es extraño mirarte y sentirme así,
porque tú que eres lo más grande,
que fuiste mi escalera hacia el cielo,
mi locura, mi intimidad,
a veces sales volando,
te pierdes en ti misma y en tus formas,
y no consigo alcanzarte.
Y entonces sólo quiero caminar hacia otro lado,
esperando encontrar tus huellas
en el camino,
alcanzarte de nuevo y ser nuevo para ti.
Como lo era al principio.
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