viernes, 16 de enero de 2009

Horizonte sin fin


En las calles vacías resuena el eco de una canción.

Te pierdes en el asfalto, fundiéndote con él.

Sientes el ritmo brutal marcado por tu corazón.

Y caminas, como si te fuera el mundo en ello.


Quieres desvanecerte, desaparecer para el mundo,

borrar cada una de las huellas que tus pisadas

han dejado.

Y gritas, hasta que te sientes vacío por dentro.


Recuerdas momentos, historias, sentimientos...

Demasiados sentimientos...

Varados en tu alma, se hacen difíciles de ocultar.

Y lloras, aflora en el aire tu desesperación.


Las hojas de los árboles se agitan en el viento;

la brisa acaricia la carretera, silbando suavemente.

Los arbustos se mecen en un baile delicado;

y te dejas llevar por la música de los dioses.


La luna arroja su luz sobre la enorme colina.

La noche es fría, tu único abrigo es tu propia calidez.

Se escucha el rumor de las olas a lo lejos;

y tú sonríes, levemente, ante tan añorado sonido.


Crees en vidas más allá de la nuestra, quieres creer,

pero tu corazón está roto en pedazos, y lo sabes.

Sabes, te das cuenta de que todo es una farsa;

y recapacitas, asumes una nueva vida, ajena.


Te sientes vacía, es una extraña sensación;

finges ser feliz, pero sabes que nunca lo serás.

La gente a tu alrededor te cree, te cree conocer;

y callas, dejando espacio a la ilusión.


Antes solías ser de otra manera, diferente;

te recuerdo más alegre, menos taciturna.

Reías conmigo, te encantaba reír;

pero ahora no dices nada, y yo tampoco.


Por la ventana entra luz, y duele;

te remueves en la cama, vagamente.

No llegas a abrir los ojos por miedo;

y vuelves a entregarte a un sueño profundo.


Te adoro, pero no lo sabes todavía;

me falta tiempo para verte, hablar contigo.

Intento que no se me note, y no puedo;

y sigues ahí, en tu mundo.


En el agua se refleja el cielo azul.

En mis dedos siento el frescor de su caricia.

Me acuesto sobre un lecho de olas;

y tú me observas, sonriendo.


Podría no acabar nunca;

podría seguir hasta que ya no hubiera tiempo

de volver a ser lo que nunca fuimos;

y seguirías igual de guapa.




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