jueves, 14 de enero de 2010

No tengo ganas de escribirte,
ni tampoco de que me leas,
no tengo ganas de verte,
ni de escucharte
decir una y otra vez,
a todas horas,
lo mucho que le quieres.

No tengo ganas de verte sonreír,
tu sonrisa me hace daño
a la vista,
no tengo ganas de oler tu perfume
porque me vienen
arcadas de melancolía,
no tengo ganas de oír tu voz
al caer la tarde,
ni de tus bromas de medio pelo
y chistes malos.

No tengo ganas de darte un beso
en los labios,
ni tampoco de ser yo el que lo reciba,
y no tengo ganas de acariciar
tu mano,
fría como un cubito de hielo.

Por no tener, no tengo ni ganas
de subirme a la parra
y olvidarme de ti...

Será que me he vuelto loco,
o que el ego me consume
a pasos gigantescos,
pero hoy sólo tengo
ganas de mí.

1 comentario: