miércoles, 10 de febrero de 2010

Perdidos en la niebla,
alargo el brazo para sentir
tu rostro lleno de lágrimas,
y esa sonrisa triste
que te acompaña
dondequiera que vas.

La bruma gris
oculta tu mirada ausente,
posada en algún recodo
del largo camino de barro
y piedras, que se desvanece
a lo lejos.

Me abrazas con fuerza,
con miedo a que desaparezca
de aquí sin ti,
a que me vaya lejos;
y no tiene sentido alguno,
porque aquí y ahora,
en la niebla que nos cubre,
sintiendo tu respiración
sobre mi pecho,
y tu aroma que impregna
el ambiente,
parece que estuvieras
a años luz de aquí,
lejos de mí y de todos;
quizás siempre lo has estado...

El frío de tus besos
se confunde con la caricia
suave y estremecedora
de esta niebla eterna,
caen en el saco roto del tiempo
para desaparecer entre
mentiras y voluntades marchitas,
y yo no entiendo nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario