martes, 3 de mayo de 2011

Cuando abra los ojos por la mañana
y no vea sino tu misma foto
colgada en la pared.
Cuando el olor de la primavera
no me traiga más que recuerdos
del verano que llegará.
Cuando la luz del sol en mi cara
se oculte tras las esquinas
de ésta mi ciudad.
Cuando vuelva a agotar los minutos
viendo pasar la gente
tras el cristal del autobús.
Cuando no piense un solo minuto
en los dos o tres días que podré
pasar junto a ti.
Cuando no me motive la gente
que me habla y no comprendo,
palabras sin sentido.
Cuando llegue a casa a la noche,
y repose las llaves y la mente
sobre la mesa del recibidor.

Sólo entonces te pido,
ven aquí y acaba con mi vida,
o tan sólo dame un beso
y sonriamos al aire,
olvidando las penas
y bebiendo sin rumbo ni dirección,
hasta volvernos locos.

Sólo eso te pido.

2 comentarios:

  1. Es una preciosa forma de narrar los discurrires de la cotidianidad de una semana cualquiera en la ciudad. !Bravo!

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