lunes, 11 de julio de 2011

Oír tu voz,
en esta madrugada insomne
e interminable,
escuchar un aliento
al otro lado del cristal,
una nube en el cielo,
dos miradas que observan
la luna a través del tiempo,
queriendo saltar y prenderla
con las manos vacías.
Dos palabras,
y el peso de una noche
que se esfuma como el viento,
palabras que se vierten
en las esquinas,
y mueren antes de tocar
el suelo.
Una imagen borrosa,
pasa la vida, se pierden
los miedos;
una playa vacía,
un verano incierto,
nos dejan atrás los años,
y sólo nos queda todo aquello
que hemos hecho.

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