Aún queriendo hablar,
me cerraste la boca
con tu mirada lejana,
como la fiesta a la que
nadie te ha invitado,
una palabra que te atraviesa.
Y no quieres decirme nada,
me pierdo en el mar vacío
y no oigo voces, tu voz,
alrededor.
Te veré,
en cualquier otra ocasión,
y tus palabras me sabrán
vacías, sin sentido,
pero yo, cómo no,
te escucharé mentar
a aquel que te arrebató de mí,
con una puta sonrisa en la cara,
falsa como esta vida que invento.
No me gustan las sonrisas falsas. No me gustan... Por qué te salen?
ResponderEliminarPorque nunca aprendo, siempre he sido un cobarde, y no sé cómo dejar de lado eso, no sé hacerlo...
ResponderEliminar'nunca' y 'siempre' tampoco me gustan! porque seguro que alguna vez has aprendido algo. Y seguramente más de una vez, aunque sea de esas sueltas, has sido valiente aun teniendo miedo.
ResponderEliminarCuando yo no sé cómo hacer las cosas, me pongo a hacerlas, a ver cómo se me da... Prueba a no sonreír. Fíjate, yo creo que para sonreír así, de manera falsa, hace falta tener un par de huevos...