lunes, 7 de noviembre de 2011

Como extraños buscando refugio
en conversaciones sin sentido,
apresando palabras por las manos,
confiando las noches a giros en la trama
que inviten a imaginar que somos otros.
Las ganas que nos tenemos diluyen
esas noches desorientadas,
cuando llamamos a las puertas
de la locura y los sueños,
y nos quedamos a medias de todo
lo que siempre quisimos decir.
Y la madrugada será ese refugio,
la oscuridad que camufle
nuestros hipotéticos besos;
y va el tiempo y borra las ganas,
el frío y el silencio nos alejarán,
y mantendrán esta distancia infinita
entre dos miradas inconexas.
Así, dejando la vida pasar,
te encontraré cualquier noche
en los baños del bar X,
y todo será como volver a empezar.

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