lunes, 18 de noviembre de 2013

Jugando el partido de los idiotas,
perdimos hasta las lágrimas
y los lamentos mudos
que el frío y la distancia
se empeñaron en arrancarnos.
¿Qué decir cuando sólo tengo
rastros de añoranza en mis palabras,
imágenes de tu cuerpo
desnudo e imperfecto
colándose por las rendijas
de mi mente torturada?
No soy ingenioso,
ni lo pretendo;
me basta con tu sonrisa
con dos puntos y paréntesis
para saber que el mundo
se me viene encima,
que el olvido no va a jugar
esta vez conmigo,
que te miraré y querré gritar,
gritar que quiero tomarme
la justicia por mi mano,
y hacer de este mundo uno
en que mi cama amanezca
desordenada dibujando
los contornos de tu pelo
sobre sábanas blancas y rojas.

2 comentarios:

  1. Increíble.
    Porque nunca es tarde para darnos cuenta de lo que un día dejamos escapar; porque nunca es tarde para salir en busca de lo que abandonamos.


    ResponderEliminar