Que pasen días, meses, años.
Suspiros.
Ahí estás, varada en la orilla,
esperando que arrecie la tormenta
y la lluvia se funda con el frío dentro de ti.
Los días se harán meses; los meses, años.
Pasarán y quedará el poso de un recuerdo,
débil y tenue, como el rastro de una ola
que la fuerza inevitable de la naturaleza
se empeña en borrar.
Y aún, ahí estará.
Y volverás al mar, a buscar el rastro
que te lleve de vuelta a tu ser.
A lo que siempre fuiste,
y siempre serás.
Y lloverá, pero será poesía.
Y sonreirás, y la vida se abrirá camino.
A lo lejos, el horizonte confuso se pierde
en la noche incipiente.
Un abrazo que nunca se fue.
Todo estará bien.
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