lunes, 26 de mayo de 2014

Las noches de domingo a oscuras
en tu habitación, lejos de aquí,
tanteando tus ganas y la piel dulce
que precede a tus caderas.
En la oscuridad, todo suena más fuerte.
Casi puedo verte, claros como el agua
tus ojos verdes que me hacen querer
arrodillarme,
para rogar el perdón que no merezco
o beber de tu sexo como pez en el desierto.

Como volver a casa después de estar perdido,
como agarrar una mano cuando los nervios
te hacen dudar,
como sentir la música saliendo de tus cuerdas
como agua fluyendo en un río;
sentirte aquí, en este punto exacto,
donde sólo los dos llegamos
y todo se vuelve tangible y brillante,
donde los defectos son virtudes,
las virtudes, defectos,
y nada de ello importa si puedo poner
mi mano en tu cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario