domingo, 29 de noviembre de 2009

Luna llena en el cielo. El mar de fondo.
Te cogí de la mano,
me miraste a los ojos
y te dije:
- ¿Qué está pasando?
Y tú, sin decir nada, me sonreíste.
- ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué has entrado así, tan de repente, en mi vida? ¿Por qué te quiero? Sí, ¿por qué coño te quiero tanto?
Una risa inocente salió de tu boca.
Yo te miraba, y me quería morir.
Tú no sabías nada.
Te agarré el rostro con mis manos y acerqué violentamente mis labios a los tuyos, pero no pude besarlos.
Las lágrimas me separaban de ti. Lágrimas amargas que me quemaban la piel.
Me miraste sin comprender; te miré sin entender nada.
Nos quedamos en silencio, contemplando el mar bajo la luz de la luna.
Tras un rato, te cogí de la mano y nos fuimos de allí, paseando a la orilla del mar, hacia un lugar donde no hay por qué dar respuestas, porque no existen las preguntas.

1 comentario:

  1. Es muy dificil avanzar sin contestar las preguntas, pero al menos es.

    Te sigo.

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