miércoles, 2 de diciembre de 2009

Noches que se escapan entre tus dedos
al soplo de una brisa tibia
y salada, como de mar.

Tardes de sol, sombras alargadas,
una melodía de guitarra se pierde
entre el canto de las chicharras.

...

Esos atardeceres de verano
que pasamos alimentándonos del océano,
viendo volar las gaviotas,
disfrutando de la gente y de nosotros.

Por esas películas que nunca
terminamos de ver,
y esos paseos y conversaciones banales
con que se nos pasaban las horas.

Esos amaneceres de los que,
tiempo después, eché de menos tu presencia.
Esos últimos días que vivimos juntos,
antes de que me dejaras aquí, solo,
y te marcharas adonde yo no podía seguirte.

Y esa sonrisa optimista,
que me dedicaste por última vez
antes de perderte... para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario