martes, 17 de noviembre de 2009

Tirados en el césped,
nos dedicábamos a contar
las nubes que paseaban
en el cielo de color azul.
Nos fumábamos algún que otro
papel, y perdíamos la tarde
fingiendo que la vida
valía la pena,
aunque tú y yo sabíamos
que seríamos unos infelices
para siempre,
y que nunca estaríamos contentos
el uno con el otro,
tú demasiado aburrida,
y yo interesante de más,
como el aceite y el agua...
eternamente juntos,
pero nunca revueltos.

2 comentarios: