lunes, 14 de diciembre de 2009

Con las manos posadas
sobre las rodillas
en un gesto elegante

Tus rizos cayendo
como lluvia fina sobre
la delicadez de tus hombros

La sonrisa a medias
que tanto me gustaba
destila una dulzura irreal

Y tus ojos,
verdes como los campos
en primavera,
verdes de esperanza,
llenos de pasión.

Qué alegría haberlos vuelto a ver...

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