martes, 24 de agosto de 2010

Eché a perder noches enteras,
copas y copas bajo la luz
de la luna y las estrellas,
una terraza a oscuras
y mil historias que contar,
pero tú eras mi historia,
mi cuento, mi fantasía,
tan irreal y distante
como lo eran las estrellas
para nosotros, la gente,
creyendo poder alcanzarlas
tan sólo con las manos.

El chico de la mirada perdida,
fugaz y triste, inquieta,
quise caminar a solas sin ti pero
me perdí en los rincones
de la melancolía,
y ya no sé salir de allí;
tampoco espero que me ayudes,
si no quieres.

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