Cuando te escucho cantar
me olvido del tiempo
y las distancias que
a ratos se alargan,
de las noches que
nunca se acaban,
y los sueños que
matamos a tiros
en la sien.
La tristeza condensada
en un acorde, un arpegio
de esa guitarra que llevas,
el ritmo pausado
que marcan tus dedos
me trae sonrisas a la boca,
estás tan dentro
que no estás, ni aquí
ni ahora.
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