lunes, 2 de mayo de 2011

Fuimos de vuelta por la vida,
malgastando las horas regaladas
en caricias efímeras
y besos a desgana,
cuando nuestras mentes
nos apremiaban a voces
a desatar la pasión
en nuestros abrazos,
la locura y los gritos
en mitad de cualquier parte,
a saltar, mirarnos a los ojos
y comernos a bocados,
como si fuera el día antes
de la despedida final.

Dejamos pasar el tiempo,
olvidamos entre mil memorias
el placer de lo inesperado,
el desconcierto y las noches insomnes,
planeando la conquista de un mundo
que nos ha venido grande,
miserables e infelices,
nosotros dos.

2 comentarios:

  1. Hay en toda tu poesía una bella melancolía y un reproche a la vida no vivida y ya pasada, al abandono y a la incapacidad de volver a amar. Tiene mucha fuerza tus versos y gran musicalidad. Espero que algún día también escribas otros que canten a la vida.
    Saludos, y un abrazo.

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  2. Muchísimas gracias Carlos. Personalmente creo que mi poesía es un reflejo (muy difuso, eso sí) de mí mismo, y me cuesta horrores cambiar mi manera de pensar y ver las cosas (aunque, por otra parte, me encanta que me desencajen esa visión, de vez en cuando); de todas formas, considero que todos mis escritos, de una manera u otra, son un canto a la vida constante, aun en su vertiente más oscura y dolorosa, quizás.

    Está claro que no sólo de alegrías vive el hombre, también debe haber obstáculos que superar y hagan grandes, al menos en apariencia, a esos momentos más luminosos.

    Un abrazo, Carlos.

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