lunes, 13 de junio de 2011

"Todo es un maldito juego",
me dio por pensar al verte
rozar con tus labios
la copa a medio beber.
La media luz del local
te sentaba de órdago,
y tu aroma a azahar,
a noche, fresco y puro,
me acarició el rostro,
como la melodía
de un violín nocturno;
la madrugada era joven,
inmaculada y virgen;
los susurros de la gente
me distrajeron un instante,
me extravié entre el humo
del cigarrillo que fumaba,
y perdí la noción del tiempo.
Sentí vértigo,
esa sensación extraña,
y rompí mis lazos
con la realidad;
sólo sombras, luces
que inundaban mis sentidos,
éter, vacío, o una mezcla
de ambos,
sueños, fotografías,
quizás sólo era tu imagen
desdibujándose ante mí.

Me despertaron
tus ojos verdes,
insinuantes,
mientras acababas tu copa
con media sonrisa;
la música volvió
de ninguna parte;
"todo es un maldito juego"...
y yo quiero salir de aquí.

1 comentario:

  1. Los juegos pueden ser bonitos y excitantes. Pero que hay que tener cuidado. Mucho.

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