Dos silencios que se cruzan,
sonrisas escondidas
tras los ojos.
La marca del vestido
en tu hombro,
mi mirada cautiva
de la línea que el sol dejó
sobre ti;
me descubres absorto,
y sonríes.
Un corazón roto
que la brisa recompone,
tu silla junto a la mía,
almas a dos centímetros.
La noche profunda.
Un abrazo. Un murmullo
cercano,
olor a hierbabuena
y tu pelo;
una caricia en los ojos,
en la boca, en el cuello,
la música que nos llena.
Dos bocas que se pierden
en el abismo de los sueños.
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