tras la esquina, felices ellos,
con sus amores de verano
sin protagonista fijo;
e imagino los baños en el mar
en la frágil oscuridad de la noche,
o el amor contra una pared
salpicada de cerveza.
El instante en que una mirada
te mata, o te eleva al cielo,
la confusión de unos ojos
que no han aprendido a hablar;
el deseo de una boca,
de tan sólo sentirme contigo,
y olvidar la mentira
que cada día nos repetimos.
No saber qué decirte,
no tener nada que decirte,
romper ese abrazo sentido
que tanto necesité;
marchitas tus palabras,
marchita esta amistad,
marchitos los sueños
que nunca soñamos juntos.
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