lunes, 16 de julio de 2012

Volar por encima,
la superficie líquida
apenas acariciando
tu fragilidad,
leve, como el baile
de dos pájaros.
Voces que repiten
consignas del pasado,
graves e inaudibles,
como un mal sueño,
la resaca de noches
llenas de música.

Quiero llorarte,
gritarte, arrancarte
de esta piel decadente,
y dormir como ese niño
que nunca dejé
de ser.
Arena y amor enterrado,
daría la vida por ver
vuestra sonrisa abierta,
y no recordar
que no soy quien seré,
ni quien fui contigo.

La libertad en la cresta
de una ola solitaria,
veranos desconocidos
y espontáneos,
la vida que siempre,
siempre quise tener.

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