martes, 31 de diciembre de 2013

Años y tú

Miro atrás y me veo pequeño, minúsculo en un océano de circunstancias, hechos, miradas, portazos, saltos al vacío y sentimientos de color azul. Salto atrás un año y te veo a ti como quisiera verte ahora. Una cama y un refugio. Una foto y mil momentos. Y ahí estás, parada sobre un manto verde en mitad de la noche, esperándome y sonriendo y yo queriéndome morir de puro placer hundido entre tu aroma. Abrazos a oscuras y clandestinos que me elevan y catapultan en el aire, y tú conmigo. Y los domingos conduciendo perdidos, sin saber dónde ir, qué hacer o qué papeles adoptar; sólo domingos, los días más largos, geniales, maravillosos, excelsos y sublimes que nunca han vivido mis ojos. Veo sonidos, conversaciones en murmullos, y una súbita explosión de ruido y tú mirándome y yo mirándote y tú extasiada y yo extasiado y todos mirándonos y queriendo celebrar que, le pese a quien le pese, la música nos corre por las venas y tú y yo esquimales, o felinos, o todo lo que queramos ser, porque todo es posible. Cuestas arriba y cuestas abajo, y dudas inocentes, y preguntas sinceras y tímidas que tu simple ser, tu simple estar, convierte en afirmaciones rotundas. Y música, música, mil veces música, mil veces tú, mil veces mis ganas de llevarte lejos o en un bolsillo, pequeña y preciosa. Te veo en el mar, brillando en los reflejos de las olas estrellándose contra mí, haciéndome daño y sentirme en casa, pletórico. Siento calor de tu roce, de tus ojos verde-azul rompiéndome los esquemas, dejando sin argumentos mis discursos. Y el día que unos simples acordes apagados me erizan la piel de ver tus ojos como platos, tu siempre adorable timidez, se convierte en la noche eterna. Y aquí.

Miro atrás y quiero volver a verte. Miro adelante y quiero volver a verte, y decirte a la cara, a cinco centímetros de ti, que nunca me fui, que nunca te fuiste, que todo fue un mal sueño, que estas últimas semanas sólo fueron una broma pesada de esta vida que no tiene sentido del humor. Decirte estas cosas que, en un intento de despedirme de este año, me han llevado a hablar de ti. Porque este año lleva tu nombre. Porque este año he abierto los ojos. Porque este año ha sido el comienzo del fin de mi vida. Porque este año he estado en lo más alto. Porque este año no puede acabar más bajo.

Por un nuevo año de color azul, por que todo esté bien y tú la primera.

1 comentario:

  1. Porque nos domingos pueden llegar a ser los mejores y los peores días de la semana.
    Porque...¿imaginas lo maravilloso que debe ser dar nombre al año de otra persona?

    Por un año de fondo azul y letras grises en las que seguir perdiéndome ...

    ¡Feliz Año!

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